Gritar, aveces, es necesario. Pero hoy soy muda.

lunes, 2 de enero de 2012

Allende del Mar.


Con sabor a sal.


Con sabor a sal, a pequeñez
fugaz en tus pupilas negras.
Quizás color del cielo, muy
lejos como naufrago.
Pero creo tenerte y te
escucho llorar.

Con sabor a sal te quiero
abrazar, sumergida contigo
en la oscuridad.
Debajo de la inmensidad
y olas blancas.

Que veo un astro menguante,
como sonrisa en el horizonte,
y con sabor a sal te quiero
amar.

Tenerte en mis brazos como niño
acunado, como pluma en el viento,
como suspiro en el recuerdo.

Con sabor a sal te veo llorar,
con manos vacias sin nada que
dar, mi último allende del mar
cerca está.

En una Pinta, en la Santa María,
mi querida Niña te buscaria yo
en medio del pacifico, te sumergiria
en pétalos rosados y en olores de
margaritas.

Y te veo lejos con sabor a sal,
vuelas alto, traspasas el infinito
con alas de polvo, estas allí
con la pequeñez en tus pupilas,
y seguiras allí por siempre hasta
volverte a ver.

Tú alma en las mariposas.

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