
pero la madera y el mosquitero nos cubre
del frío, de lo oscuro y la llovizna de la madrugada.
Además mamá dice que las luciernagas son
las bombillas de la naturaleza, por aquí a esta hora
hay muchas, nos rodean, nos hacen reir.
Tomás el más pequeño de nosotros, se sale del mosquitero
pa´ve si atrapa una, yo le digo que nunca lo va a lograr,
pero él insiste que si.
La noche por aquí es bien larga, y muy oscura,
la noche muchas veces se hace lenta con una oscuridad
intensa donde el silencio flota, todo flota en una inmensidad
invisible, se sienten los brinquitos de los saltamontes en
la tela del mosquitero y ojitos de un tierno brillo que nos
velan hasta las doce. No nos vemos, no nos escuchamos,
solo el gallo de don Luis a lo lejos, el gallo me da esperanza,
porque por él sé que en cualquier momento va a amanecer.
Total, yo siempre me duermo de último, la primera en
dormise es nuestra hermana, ella y tomás se duermen
rápido y yo en silencio cuido de ellos. Y el mosquitero
nos cuida a todos.
Pero anoche, por primera vez senti miedo.
Algo incontrolable algo que me congelo, algo
muy feo, que no pude ver, que no pude detener.
Y ahora no puedo dormir,
porque me di cuenta que
en verdad, en la Oscuridad
nada nos cuida.
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