Gritar, aveces, es necesario. Pero hoy soy muda.

domingo, 18 de julio de 2010

Su Obra de Arte estaba herida


Su estirpe tejida en el seno de su madre, de su tierra, de su padre. 
Tejida en su suspiro, suspirando por ella.
Encontrándose cerca, muy cerca de la muerte y conversar
de la vida, de sus delirios, de sus novelas y su casi destruida 
obra de arte.

Casi caída del cielo, como las lluvias de junio, el
amado junio, junio la quiere proteger
ella esta herida y sin consolación.
No podrá jamás consolarla, su seno esta marchitado
por el bisturí.

¡Que pena! es su más apreciada obra de arte y casi 
muere, anhelaba soñar eternamente 
y su obra lastimo desangrando sus diminutas
venas verdes.
No llores más, faltan pocos días para junio llegar.

De perdida en el cementerio, olorosa a lágrimas
a nueces, a palomas, a su propia estirpe,
con la esencia de ella marcada en ella,
con sus ojos en su recuerdo,
y la pesadumbre ahogando aun más su mente.

Desorden, en la habitación rosa, en las muñecas de la infancia
en el desayuno, en los dibujos, en los pasos de ballet,
en sus neuronas, en ella.
Su genio casi perdía y olvidaba que su obra casi moría.
Sus dos corazones latían, gemían, cantaban
la melodía del día nueve y el quinto mes de su vida,
de su obra.

No hay cocina, no hay huevos fritos, solo lluvias
las de ella, las de él...
De encontrada guardada en el armario detrás del
tutú añejo, con el listón colorido en la garganta
y los pies en el aire, el infecto aire que dejo
de respirar.

Solo lluvia las de ella, las de él, las de junio.

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