negra, azul, verde y hasta roja, son tintas,
son lágrimas.
Lágrimas negras que derrochan la secreta melancolía
y de ellas un perfume penetrando el papel, tronchado como
las flores antiguas de la mesa
con tono, estilo, diseño hermoso.
Una llave perdida y una puerta cerrada buscando tras de ella
lo confundido , lo amado, lo escondido.
expresando aquellas imagenes de un viejo y lejano tiempo
errante.
es diseño aquel garabateando en el, castillos, arenas, nubes
y rosas. una doncella y un corcel.
¡Oh! que dulces, saladas y amargas palabras amadas como
el renacer en aguas frías,
son libros, historias, cuentos, maravilla,
entre hojas rojas, verdes, moradas y amarillas.
Leves, sigilosas, delicadas hojas que siempre de ellas florece
una nueva historia.
Real, escondida, buscada y leída.
la mía, la de ella y hasta la de él
la de su vida, la de su amor
la de mi árbol.
Pasadas, vividas, futuras, presentes y jamás acabadas,
de esas echas sabor a miel, al castaño, al roble
al pino o al banano,
olorosas a lirios, a genarios, a rosas, a petunias en el tazón de la cocina.
Palpadas a las cortinas cielo de sus ventanas y el chocolate caliente en
su mesa, en sus libros, en sus plumas, en sus tintas y
en sus lágrimas.
Sus risos, sus labiales, su peine eran siempre iguales y
le escuche, gemía, suspiraba, eran sus sollozos en el mantel
y en las manzanas.


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