Gritar, aveces, es necesario. Pero hoy soy muda.

sábado, 10 de julio de 2010

La música y sus pequeños sueños.

De música indolente, serena y buena como el canto
apacible de sirenas, de las que vuelan, de las que nadan
de las que dulcemente yacen en algas.
música sonora, lúgubre, oscura proveniente de luna llena.

La música de  pasos crujiendo, en las escaleras
está sonando una y otra más
la sinfonía del día cinco, la del día seis y la que sigue,
la de la semana pasada, la que viene y la que jamás volverá.

Es la música de la mañana, la de la cocina en la garganta de la
abuela, en los huevos fritos, en el jamón y en la leche.
de la estancia hecha de rosa perfumada,
del sótano donde esta su alma.

De música perturbada, psicópata, creída y malcriada,
temerosa al tiempo, al reloj, al sexo, al dolor
y escondida de su mente, de su juicio trastornado.
Por la infancia, el calor, el abandono, por la intimidad.

Era ella música encerrada vomitando sus neuronas en la
tina descolorida del hospital,
pintando su cansancio de rosa pastel y frente al espejo
su figura rendida, distraida, ida.

¿Que música del mundo se ha olvidado, de su dios, de
su decencia.? Es ella, de la manía de amar, la sospecha de odiar.
de píldoras, de aspirinas, de vodka, de miedo
de horror, las tijeras, la soledad.

Desangrada  ella en los balcones de otoño
escurriendose con sabanas azules y blancas
marcando un Adiós.
Era ella dañandose por fuera para sanarse por dentro,
negada, estática, llorona, ciega y sin cigarrillos.

Ultimo día y la sinfonía desgastada sin escribir la primera
palabra de su canción, es ella música.
Princesa prematura con la inocencia interrumpida
en el trance de sus pequeños sueños...
Tijeras, Heridas, Oscuridad,
Volver a nacer....

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