
Desaparecida.
Lo mejor de ti en rosas amarillas
sobre mi tocador, las corté ayer
con el pretesto de recordarte
como antes : Canario de tus ojos,
paz en tu mirada, alas en tu espalda
de mariposa y volabas.
Un brinquito en un charco de lluvia,
el besito de los peces dorados en tus
dedos, el beso en la mejilla de mamá,
los pies descalzos en arena caliente
o como el brillo en una canica frente al
sol.
Me miraste, yo estaba pelando la caña
para vender, sacudiste la cabeza y tus
cabellos volaron al compaz del viento,
el cielo se hizo gris y casi llueve. Me
miraste allí sin sonreir, sin más que
mirarme por mirar, iba a acercarme a
ti para guardar tu aroma a cosas sin
nombre, a florecitas moradas, pero
corriste tan lejos que te vista te perdí.
Una hora después en tu cuarto de
madera te encontré, en tu casita de palma
jugabas al té y algo invisible te acompañaba, algo
que solo tu podias ver y le hablabas,
algo mágico que nació contigo.
Me detuve, te observaba reir despacio,
aplaudir, mover la cabeza de lado a lado,
y me miraste, me saludaste con los
cinco dedos de tus manos de colibrí
y te susurré buenas tardes.
Pero al dia siguiente cuando el cielo se
tiñó de pétalos rosados te busqué
y no te encontré, dijeron que habias
desaparecido, que te habias fugado,
que tal vez se encargaron de romperte,
de desaparecerte.

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