Gritar, aveces, es necesario. Pero hoy soy muda.

lunes, 20 de febrero de 2012

Hermosa Miseria.


Ya es hora.


Cuando llega nos damos cuenta
de una sola cosa : Que somos inhumanos.



Vas corriendo con tus piernas largas,
tus piernas magras de mujer, vas
corriendo, te veo y te quiero perseguir
a ver si logro atraparte y encerrarte
en mi.
Bajas una colina verde, das vueltas entre
pinos, miras una flor, un cascabel, algo
que cae del cielo, quizás una pluma y
la luz soñolienta del sol que apenas nace
hace que tu sombra sea tu mejor amiga.
Yo voy despacio, tú con los cabellos al viento,
los cabellos mojados del rio, el rio cuando
estaba frio y agresivo, y la agresividad en tu
piel de niña.
Te detienes, observas las nubes que las tapan
los arboles, observas el riachuelo largo y flaco,
brillante al sol, de corriente suave que lleva
hojas secas hacia alguna parte. Te llevará
a ti pienso, te hundiras en sus aguas bajas,
brillantes, heladas y te llevara alguna parte,
tal vez donde quieres ir, te iras sin mi.
El arroyo te llama y parece como si quisieras
dormirte allí, liviana, te sientes otra vez,
empiezas a respirar y te sientas en la orilla,
la orilla de tierra roja y mojada, la orilla de
troncos y telas de araña, entonces juegas
con una ramita, juegas como cuando pequeña,
algo recuerdas, quieres un barquito, uno de
papel, dejarlo navegar, subirte a él y nunca
jamás despertar.
Estás de rodillas palpado la superficie del
agua, un agua que brilla, que enamora, que
abraza tus dedos pálidos, tersos como de
colibrí y miras una araniña flácida, negra y
amarilla en su tela, pende de un tronco añejo
y mugroso, sonries y con la ramita la tocas
para ver si esta viva, la araña se mueve,
da un brinco, eso te espanta y corres lejos
como niña con miedo a la oscuridad.
Pero vuelves, no te importa lo que pase,
sabes que es la naturaleza, que últimamente
te haces una parte más de ella, caminas, te
arodillas y lavas tu rostro, respiras, tarareas
algo, no se que es, pero se escucha hermoso,
hermoso como el rayo del sol en tus ojos y
tus ojos no se cierran, quieren guardar el
momento para siempre, yo pido que nadie
te arranque de allí, que nadie vaya a matarte.

De estampía estalla algo, como un disparo a lo lejos
que espanta a las aves, espanta tu serenidad, estallo
profundo que se impregno en el ambiente verdoso,
y como la araña das un brinco, te congelas, miras
a todas partes buscando la razón, mientras yo siento
miedo, casi el miedo que sentiste tu hace tiempo porque es
la guerra, la guerra que tiene siglos matandote y lo
peor es que nunca termina, que siempre acaba de empezar.

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