Gritar, aveces, es necesario. Pero hoy soy muda.

domingo, 16 de octubre de 2011

Incrustada.


Entonces huele a carne cruda, a hierro
oxidado, a crueldad. Y se escucha un
machuqueo, quizás fue la medula espinal,
seguro la pulpa roja en tus manos inexpertas
o la última aniquilacion de una casi vida.

La haz sacado de tus entrañas, del seno
y la sabia materna, del vientre virgen
de la naturaleza, del orden natural de
las cosas.
Como una masacre o como si le robaras
al cielo una estrella, como si a un
gorrion le arrancaras las plumas y en pleno
invierno la lana al cordero.
Y le dijiste al viento detente, al mar secate,
a la vida... Muere.
¿Qué haz hecho? era carne de tu carne,
hueso de tus huesos, vida de tu vida.
Era parte de ti.

Incrustada como crapter lunar, pedacito
de paz y capullo de flor. Regocijandose en
charcos de sangre viva, en latidos suaves
de un nuevo corazón. ¡Pero n0!, fue parte
del mundo, de tus ideas criminales,
de un momento inocente antes de existir.

Fue parte de ti.

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