
Baldío de tus arenas.
Poseidon está muerto de sed, sequía
de su garganta, y la mia colmada de amargo,
lágrimas amargas para la boca del mar.
Estoy caminando, miro el cielo de la noche
que me camela, y la madrugada exausta del
verano que oscila en los recuerdos.
Tengo el recuerdo del mar, lo tengo en un bolsillo,
en el vestido de colores, en las alas de mariposas,
las que se posan en mi después del viento.
Lo saco del bolsillo, lo respiro, lo miro, lo beso;
el recuerdo del mar y su aliento en mis pestañas.
Te veré pronto, susurro.
No hay nadie en las arenas, los rastros se asesinos,
conchas y perlas, algas y escamas de sirenas.
La sal dulce de un rosal y un pez solitario, hoy el
mar esta solo, no canta, no sueña, pero el viento
aun esta con él.
Costa de debiles litorales, no hay firme un faro cercano,
ni lugares fantasticos, ni universos de estrellas.
Hoy Poseidon tiene sed, hoy vuelvo a llorar.
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