
Arquitecto yo de la vida,
de un camino eterno, de
un alma a mitad.
Poeta sin rumbo en círculos
del mundo, caminando de
manos con un amor infortunio,
con la Grandeza que aveces
se olvida, Y que en penas y
en sangre le suplican.
De barro fresco a orillas de los
ríos, una rosa, una huella dejaré.
Pero será quizá en vano, cuando
opaquen de mi naturaleza, cuando
la terminen de ahocar.
¿De quienes hablo? No lo se.
Las grietas dónde me voy
a perder, callaré, moriré,
de la oscuridad no saliré.
Que miedo!...Qué haré!?
Tres pasos, inquisición
merecida, de regalo, de
cambio inmediato.
Se ahorca invisible,
ciego de consecuencias,
no ve, no siente, hoy
el mundo es débil.
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