Gritar, aveces, es necesario. Pero hoy soy muda.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Tan amarillas.


Amarillo de todo, desde el sol a las estrellas,

de la noticia cuando murio la Luna, cuando

la muerte se apoderó de la Osa mayor.

Oh! tierna la lunara que murio en brazos
de la tierra, la separada de los cielos.


Amarillo de mis narizes y el olor a sal,
de las costas arenosas y el lejano litoral.
Amarillo de las flores enterradas, y los
gusanos
que calcomen sus esquinas.
Tan bellas, tan amarillas, tan mariposas.


Cuando el sol mató a mil Lunas y las mil
Lunas
están rotas. Tan rotas que no pueden
ni ver,
ni respirar, ni llorar más.

Robo intermedio entre el segundo del frío
y el casi invierno, pero muere. Tan amarillo
como ayer, como margarita en los margenes

de Poseidon y él para mi, también amarillo.


Amarillo como las escamas de mi pez,
como
la lluvia tal vez o los rincones de la
inocencia.
Eres amarillo de mi universo completo,

de mi amor, de las pupilas, de un vago

adios y de un beso a mitad.



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