
Atascada en la marcha, del recuerdo
no me puedo mover, se cae, se vuelve
a caer. Después de levantarse, al azúl
elevarse, miro arriba, miro a la derecha
y allá muy a lo alto quizás este lo que al
mundo le hace falta para cubrir su
desnunez.
A la luz de vacios frascos y las mariposas
se escaparon, al norte quizás volaron.
Una lágrima y lloraron, y fuerte el viento
pero sus alas resistieron.
Lo sé, después de caer del cielo no queda
de otra, ni tulipanes, ni margaritas, ni
besos a media noche, ni rayos de luz.
Solo el segundo eterno de volverle a ver...
Su alma en las mariposas.

No hay comentarios:
Publicar un comentario