
De regreso a casa habrá luces
que te guien.
Andaluz en el año visiesto,
despacio como un zorro tras
el crimen perfecto, empieza
a llover.
El ambiente crepuscular en un
balcon declararia mi amor, como
en los tiempos del cólera para
que muera entendido.
Y como si en navio se despida,
desde un muelle yo esperaria.
La debida esperanza con ella
me atreveria a gritar, ¡Esta vivo!.
Desaparecido aquel naufrago,
húmedo de lluvia y muerto de
casi frio.
Le retengo en la memoria, la
imagen de un barquito con una
niña a bordo.
De vestido blanco y halo de luz,
un alma arrancada de las
margaritas.
No sopla el viento, hacia ninguna
parte, mirando yo el cielo buscando
algo.
Desprendida de raíz se llevó el
recuerdo de tardes crepusculares
y tazas de té. Detrás de un árbol
detrás de un adiós...
Y veo el faro.
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