El mar es un reflejo del cielo, del mismo color
y de la misma presencia, aunque pienso que el
cielo es dulce y el mar es salado, que si los
fundimos son una dulce sal. O el cielo es un reflejo
del mar, teñido con algodon de azucar, el mar
con espuma, que ambos son vida y un complemento,
viento y marea.
El mar me parece un niño malcriado, que nunca
se esta manzo por culpa del cielo y su tempestad.
LLeno de espuma caliente como un capuccino en los
balcones de marbella. Y su belleza extraordinaria
conciste en los movimientos de sus aguas, un
reflejo lunar o un beso de media noche.
El mar no es para nada hermoso.
Tengo media hora observandole bien la cara,
esa helada, opaca, apatica, tan fria que me
congela las pupilas...entonces creo que
empiezo a enamorarme. Un cosquilleo, pero
no veo ni una mariposa, ni un
martilleo en las sienes, porque del mar
sera imposible aferrarme.
Le conte a mi conciencia que me gusta
su furia, la tormenta interior de este
ancho paisaje, el mar me tiene sorprendida,
me gustaria sentarme en su litoral para
preguntarle sobre un pirata, cualquiera,
no importa, solo una historia por un largo
tiempo, asi, con solo escucharle me contente
el alma.
Y quiero reirme a carcajada, una espontanea,
teniendo una corazonada, un pesllisco en las
plantas de los pies, es un cangrejo, como
esos que pintan los niños.
El mar es asi de sencillo, quiero engañarme
diciendome que no es profundo, que puedo
confiarle mi vida, pero el mar, señores mios,
es producto del cielo, un secreto inmenso,
el destino infinito de toda virginidad,
quizas, tenga la huella de alguna sirena.
Me emociona, quiero morir en sus olas.
Vuelvo a reirme, callada en el gris de sus
orillas, vuelvo a soñar que lo cruzo
sin botes, sin veleros y hasta sin alas.
Que tengo las uñas llenas de carocolas y
de las orejas me salen erizos, por tanto
comprendo que esa es la unica manera de
aferrarme, amandolo como es.
Al mar lo extaño, aunque sea verano,
aunque lo este mirando todo el dia, porque
del mar soy complemento.
Descuida, no estoy fuera de ti...
y de la misma presencia, aunque pienso que el
cielo es dulce y el mar es salado, que si los
fundimos son una dulce sal. O el cielo es un reflejo
del mar, teñido con algodon de azucar, el mar
con espuma, que ambos son vida y un complemento,
viento y marea.
El mar me parece un niño malcriado, que nunca
se esta manzo por culpa del cielo y su tempestad.
LLeno de espuma caliente como un capuccino en los
balcones de marbella. Y su belleza extraordinaria
conciste en los movimientos de sus aguas, un
reflejo lunar o un beso de media noche.
El mar no es para nada hermoso.
Tengo media hora observandole bien la cara,
esa helada, opaca, apatica, tan fria que me
congela las pupilas...entonces creo que
empiezo a enamorarme. Un cosquilleo, pero
no veo ni una mariposa, ni un
martilleo en las sienes, porque del mar
sera imposible aferrarme.
Le conte a mi conciencia que me gusta
su furia, la tormenta interior de este
ancho paisaje, el mar me tiene sorprendida,
me gustaria sentarme en su litoral para
preguntarle sobre un pirata, cualquiera,
no importa, solo una historia por un largo
tiempo, asi, con solo escucharle me contente
el alma.
Y quiero reirme a carcajada, una espontanea,
teniendo una corazonada, un pesllisco en las
plantas de los pies, es un cangrejo, como
esos que pintan los niños.
El mar es asi de sencillo, quiero engañarme
diciendome que no es profundo, que puedo
confiarle mi vida, pero el mar, señores mios,
es producto del cielo, un secreto inmenso,
el destino infinito de toda virginidad,
quizas, tenga la huella de alguna sirena.
Me emociona, quiero morir en sus olas.
Vuelvo a reirme, callada en el gris de sus
orillas, vuelvo a soñar que lo cruzo
sin botes, sin veleros y hasta sin alas.
Que tengo las uñas llenas de carocolas y
de las orejas me salen erizos, por tanto
comprendo que esa es la unica manera de
aferrarme, amandolo como es.
Al mar lo extaño, aunque sea verano,
aunque lo este mirando todo el dia, porque
del mar soy complemento.
Descuida, no estoy fuera de ti...


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