Gritar, aveces, es necesario. Pero hoy soy muda.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Hermosa Miseria.



Hasta el Nunca Jamás.



Esta es nuestra última vez porque ya sé donde estas metida:
como campanita en un tulipan.
Una mariquita roja me roza el hombro, creo que eres tú y
me sorprendo, abro los ojos y la cláridad del medio día me
recuerda que debo seguir cortando la caña del campo, pero
me quedé en sueños debajo de una palma y un pajarito
azúl canta.
Me levanto, miro el ambiente seco y caliente, los rayos del
sol en tus pupilas café, pero no veo nada real, porque aqui
lo real se ha convertido en imaginario desde que no estás.
Entonces me doy cuenta que la cabeza a mi también me da
vueltas, y parece que levito para alcanzarte.

Te levantasté, lo recuerdas perfectamente, era un dia especial,
quizás el día de tu cumpleaños pero no exactamente, simplemente
era especial. Querias ponerte un vestido pero antes de hacerlo saliste
a respirar el aire fresco y el rocio, fuiste una abeja en una margarita
y supiste muy bien como sonreirle a la vida, a las cosas tan
sencillas como tú, entraste de nuevo o eso pensaste hacer, mientras
tu cuerpo te llamó a meterte en un tulipan, entonces fuiste una mariposa
que de su capullo la han sacado, la brisa del mar sacudio a
la flor y el tulipan se enclinó a la derecha, su color naranja casi tocaba
el verde. Diste un brinquito y algo brincaba a dentro de ti, algo en tu
alma de niña y eso te hacia sencillamente feliz. Llevabas contigo tu bata
blanca y pedazos de pétalos morados en los dedos, vi que te alejabas con
tu pelo al viento, jugabas a ser princesa, bailabas con la brisa
como en la mecedora, entonces fuiste una bailarina sin tutu, fuiste lluvia
de rosas rosadas, gota de dulce sal, diminuta caracola sobre la arena del mar...

Fue la última vez que todos te vieron, corriste rápido, muy rápido
hasta ver las flores, las flores que amas mirar,
y de todos no hubo nadie que lo notó.
Te pienso, te extraño cada minuto más.
Respiro tu esencia de fruta, tu cuerpo de algodon,
como muñeca de trapo pero 
te aplastan, te desarraigan de tu
sencillez para convertirte en mujer.

-Te veo en el Nunca Jamás. Te susurro, y la luna nos mira.

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