Gritar, aveces, es necesario. Pero hoy soy muda.

sábado, 20 de agosto de 2011

Allende del Mar.



Días de sal, de azufre, de amor.

Allí en medio de un aire falto de
oxigeno,
mis margaritas se
asfixian, el océano
pacifico las
congela.

Eco lejano eco de muerte,
anuncia lo absurdo
de una noche
sonámbula. La noche esta sentada
sobre mis
almohadas, y las sabanas se empapan
de aguas saladas como mis
líquidos.

Flotando, con brazos fuertes, con brazos
cansados.
Mis mariposas.
Los días pasados, sin sol y sin verano,
los días pasados que se quedaron estancados en alguna
parte de la tierra.
La tierra que lleva Atlas... La abraza,
la
sostiene, es la tierra de las margaritas, con siete
lunas, millones de girasoles.


Pero los girasoles no buscan al sol.

...Zeus
lo condenó a soportar la tierra
separada de los cielos. Oh! dios del trueno
y los truenos
sobre los cielos perdidos,
condename
al yugo de Poseidon.

Desnuda, Anfitrite, bailas sobre la voluptuosidad
de Neptuno. Redonda,
rosada, hinchada...
Ninfa la tuya
Neptuno, ninfa del mar contenta
de un
coito irreal.

Allí en medio de arenas, suplico a su
nombre
y el mar se levanta, como
guerra, como si ahora
al igual que
a sus sirenas, me atraganta.
Desnudame Neptuno.

Acaricia mi sistema nervioso,
besame
la garganta y llevame al paraiso.


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