Sin sálida.Dice que el miedo es el obstáculo más grande,
es como un salon en negra oscuridad donde solo
una llama, como la de una vela se enciende de repente
y de lo poco que ilumina se convierte en grandes llamas,
el salon, entonces, se quema.
Estamos dando vueltas, yo te tengo sostenida de las
manos, damos vueltas con tanta insistencia que parece
una promesa, la promesa de bailar contigo para siempre.
Y parecemos inseparables enlazadas de las manos, yo te guio
los pasos y tu los mios, sonreimos y nada nos molesta, nada
nos aturde, somos plumas que caen del cielo,
quizás plumas azules o estrellitas doradas en las yemas de
tus dedos, hay estrellitas doradas en todas partes, en la pared,
en el pavimento, en el rincon del tiempo, en los recuerdos.
Estrellitas doradas en mi bolsillo, saco una, saco otra, las saco
todas para hacerte sonreir, y damos vueltas pasito por pasito,
estrellita por estrellita esperando el unicornio de vida,
de tu frágil vida. Para que te deje un minuto más a mi lado.
Tus ojos café me miran, no me dicen nada, tal vez tienes miedo,
no lo sé, pero yo lo tengo metido en el estomago como una llamita
que se prende y siento lo mismo que sucede cuando el fuego termina
por cubrir el fosforo y llega a mis dedos, siento que algo va a suceder
y no que es, es como amar tanto algo y saber después que lo vas a
perder, siento que me calcome, que me pica en las entrañas,
tal vez en el alma.
Me punza, me pellizca, me susurra cosas que no entiendo.
Me quedo ciega, lo digo porque no te veo
y bailando sola me digo ¿Por qué miedo?...
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