
de vervenas, las pupilas dilatadas de
sus ojos vuelve a la normalidad y su
cuerpo se levanta. Sentada entre sabanas
y almohadas bosteza delicadamente y estas
caen por su cuerpo dejando el pezon morado
a mi vista. Sus onduladas hebras castañas
visten su espalda con un detalle de mechon, determinado
justo en el cuello atravesando su espacio
sideral.Se hace de pie.
Las telas blancas se deslizan como si jugaran en su
virgen piel.
Se acerca a la ventana y retira las cortinas
Suspira; es de dia y el rocio acaba de cubrir
todo el campo, mientras ella, horas antes, era mia.
Acto seguido se da vuelta y me mira pero me hago
él que duerme, para mirarla asi para siempre;
Desnuda y vestida de una esencia imborrable.
Recoge su cabellera con un lazo que encuentra
en el suelo, un lazo rosa como sus mejillas,
el espejo le entrega a mis ojos semi-abiertos
su figura trasera, su flor de calabaza, su espalda
y los agujeros en su comenzar. La lanquidez de
sus piernas y el lanudo de sus muslos...
Es ella tan intensa. Pienso. Tan palida, tan tierna,
Con una chispa de girasol y genarios en el alma,
esa que traté de arrancarle la noche pasada.
Entonces, el recuerdo vive en mi:
La tengo, la atrapo, casi la descuartizo cuando
la abrazo y la sostengo entre mi y nuestro
colchon, el añejo colchon de la cabaña.
Acaricio su frente y beso sus pestañas,
la amo, la amo y la vuelvo amar.
En el instante perfecto cuando el silencio
penetra los palos del conuco, cuando
los grillos de la madrugada cantaban.
Justo en ese instante la ame tanto,
que le arranque lo unico que poseia.
Y la doncella que su rostro reflejaba
poco a poco desapareció.
... Y Las telas blancas quedaron como testigo.
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