Gritar, aveces, es necesario. Pero hoy soy muda.

martes, 6 de agosto de 2013

En tus entrañas






Jamás creí en las sirenas, ni en las tramas de poseídon
para conquistarlas en las madrugadas del verano,
cuando en Galés dos niñas jugaban a ser princesas
y atrapar sapos. 
Jamás creí que me enamoraría de quién iba a 
arreglarme de pies a cabeza, a conquistarme el
alma. 
Pero estoy culpada de homicidio, de secarte
hasta que solo la sal de tus entrañas quedara
pegada al suelo que una vez fue una playa,
nuestra playa de encantos y caracolas.
Jamás creí que iría a casarme contigo
a mediados de mayo, cuando las
campanas de viento susurraban que
era para siempre, cuando las lluvia de
Junio vendrían a mojarnos la respiración. 

Y puedo prometerte que  jamás creí
que iba a perderte.


Nunca te aprendí




Ya casi se termina el verano y aun no salgo a buscarte
no busco direcciones postales o paradas de buses,
no busco un deseo ni una barquita de papél, si es que
aun se puede navegar en alta mar con papél o
adentro de botellas escarchadas.
Ya se termina por completo, ese galan que me traia
el olor de los jazmines y las rosas amarillas, y aun no
salgo a ver si llegaste, si me llamaste pero estaba
dormida, aun no reviso los mensajes de texto, ni
las palabras que me enseñaste.

Me enseñaste que amar es un sacrificio y
es negarse a si mismo para hacer feliz
a otro.

Ya sé, fue que nunca te aprendí
como ahora.

Te maté



Como mi pez dorado que vive en agua verde
se hincha de aire y muere, asi moriste tú hichandote
de nada, el aire infecto acabó axfisiandote porque
en vez de entrarte en una pecera de piedras esmeraldas
te saqué de mi, provocandote la desdicha más cruel
que haya imaginado, el crimen más perfecto y el
corazón tan roto.

Y puedo prometerte que te quise como
quisiera a una concha llena de conchas
doradas, y una mirada de la tuya antes
de dormir.

Quizás fue una caída



No se si recuerdes cuando preguntaste si nos lanzamos al cielo
y yo pregunté como alguien se puede lanzar al cielo
entonces dijiste ¨Es que estamos más alto¨.

Pero fuimos cayendo, tú primero, después yo, como envueltos
en un tornado, empapados de lluvia fría, con el miedo de nunca
poder agarrarnos y asi fue, solté tu mano.
No me sueltes, eso dijiste y no me importó, puedo prometerte
que te quise, que te quise como nunca, en esos momentos
que se secaron tus olas y la sal de tus mejillas, te quise pero
no tuve fuerzas de amor, te quise pero no para mirarte fijamente
a tus pupilas, mas bien para no sostenerte.

Creimos lanzarnos al cielo, alcanzar las lunas moradas y
los soles que no existenten hasta llegar al Nunca Jamás,
y sabes que, creo que llegamos una vez.