miércoles, 30 de octubre de 2013
Cien Años
Allende a ti tengo cien años, casi media ciega,
sorda y sin sabor en los labios, parece que me
he desgastado.
Cuantas cosas en verdad hemos vivido
desde el verano aquél cuando nos
enamoramos.
Cayendo la tierna lluvia de junio,
comiendo pasas y hablando con las
miradas, esas tuyas que me congelaban.
Acaso los años pasan tan rapido que
se nos olvidan los días dorados, cuando
eramos mansos e inocentes jugando a
amarnos, pero que ese amor tan volátil
fue siempre muy grande como para caber
en mis manos y se nos fue por la borda.
O será que el tiempo trae consigo una
mancha morada en los ojos como cuando
tardamos mucho mirando al sol.
Tu mi sol, mi mancha morada en el corazón.
Y no puede ver lo tanto que vivimos, los
muchos besos que nos dimos en el
ombligo, tu ombligo oscuro que no
quieres enseñar. Me hacia reir.
Cuantas cosas han pasado desde que
un día nos casamos sin boda y sin ramos,
sumergidos en nuestros sueños imposibles
y lágrimas de la felicidad.
Quizás fueron muy cortos mis cien años
contigo, no me bastaron para hundirme
en tus pupilas, para besarte, consolarte
el alma partida.Quizás así tuvo que ser.
martes, 1 de octubre de 2013
Aun voy a la deriva.
¿Qué pasa cuando empezamos a escribir nuestra historia
y no podemos terminarla?
Lo sé debí pensar mejor las cosas, como llamarte en
las tardes para saber como estabas o quedarme despierta
a más de las tres para acompañarte en tus pesadillas. Pero
me quise tanto, me mime tanto, que iba olvidandome de ti.
A veces el quererse primero antes que a los demás nos
lleva al fracaso. Yo jure amarte, pero no me desprendí de
nada para darme, para entregarte la parte que necesitabas,
esa partecita de mi que querias abrazar, te lo negué todo.
Y me diste demasiado, hasta las partículas de tu saliva
marina, tu corazón roto.
¿Qué estarás haciendo ahora? Pregunto a la oscuridad
del bosque, nuestro bosque vacio, a sinceridad, sé que
lloras mientras le fingues al mundo tu normalidad.
Sé que nunca fuiste normal o hace tiempo que no recuerdas
como era serlo, sé que me sacaste de ese sistema, que me
enseñaste a ser otra, a amar las cosas, a quererte y que
lo desperdicie.
Ahora que el sol quema mis pestañas y la sal quiebra mis
labios, sé que esperas aun esperas un poquito de esa sustancia
que yo nunca tuve, una mirada de verdad.
Ahora que me llegan tus cartas sin letras, porque ya no tienes
nada que decirme, espero que alguna mañana de verano
llegue a ti en el mismo barquito que llegaste a mi.
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