Y quiero cerrar los ojos, creer que no
es real, me mareo, me quiero desmayar.
Dar un salto, al infinito soñar, quiero
siempre olvidar, olvidar que es real.Y no me creen, nadie lo hará,
que yo aquí amo, amo de verdad.
Que me perdería si fuera
necesario, que lloraría mil
mares y en ellos me ahogaría
sin fin.Y quiero cerrar las pestañas,
un aleteo, morir de frío,
conmigo te quiero, solo a tí
como saltando en las olas de
los dias de verano.
Colocado en la brillantina dorada,
en la soga puesta al sol, en los
rincones de los besos oscuros y
en la via lactea. Quizas en las lágrimas
de lunas, siempre en mi alma.

Tímida al principio.
Tímida al principio te asomas detrás del tronco ancho
y punzado de un árbol, tienes un lazo en tus cabellos
y tus cabellos van tranquilos apoyados en tu espalda,
la espalda de niña india que heredaste de tu madre,
tus pies estan mojados, lo que me indica que viniste
del arroyo donde te pusiste pequeñita, tan pequeñita
que te fuiste navegando en un pétalo morado y lejos
te lleva la corriente y pareces amuleto de la buena
suerte como grillito jápones.
Tienes la bata de anoche, la que alguna vez manchaste de
sangre, tambien mojada de mis lágrimas : cuando te abrazo
fuerte rodeando tu cintura con mis brazos, cuando te
sostengo y te aprieto a mi pecho, te beso la frente y
una lágrima, tímida al principio, cae en tu cuello de golondrina,
se desliza por tu pecho, acaricia el dije de la virgencita entre
las invisibles formas de tus senos, los senos de niña de once
años, de capullo de rosa. Mi lágrima se seca en tu ombligo y
veo mi rostro reflejado allí cuando te acaricio el vientre frío.
Entonces es cuando te saco de tu ropa y la noche prematura
que huele a guayaba comienza, te tomo de las manos de gorrion
y te llevo desnuda afuera, te señalo con un dedo la luna redonda
y espumosa como crema de pastel, tu me miras tímida al principio
porque no entiendes que sucede, no te imaginas que estoy haciendo,
y es que te pido que cierres los ojos, que vayas al árbol de flores
amarillas que tanto admiras y por último te cuento un cuento, te
llevo al universo en cuestion de segundos.
Y tímida al principio, vuelves a sonreir.
Abandono total.Te tengo sostenida pero algo te arrebata
de mis manos, y me quedan tus plumas
de paloma blanca entre los dedos que
de furia me desnudan de mi ropa y
me lanzó al rio, me sumerjo, me recuerdo
a tu lado, empiezo a buscarte.
Y te veo ultrajada por alguien, no se quien
es, no se nota su cara pero tu estas delante,
con ojos de lechuza, con labios heridos, con
trenzas de muñeca.
Con el miedo que recorre tus venas y crees
que te han abandonado a la miseria, lo han
hecho. Te han dejado desnuda en la cama
de un extraño, con rosas amarillas en el
tocador para recordarte a ti misma, con
la television encendida donde una mujer
grita de placer y el alcohol color caramelo sobre
una mesita sin lampara, sin luz, sin nada
como tú.
Una mente macabra piensa en introducir
el capitalismo en ti, piensa vender tu piel
de aromas frutales, pero no, yo quiero
sacarte de allí, acariciarte mientras duermes,
decirte un cuento de buenas noches.
Y las sabanas sucias te arropan,
cubren tus alas de mariposa oscura,
guardan tus huesos hasta volver
a resucitar.
Ya es hora.
Cuando llega nos damos cuenta
de una sola cosa : Que somos inhumanos.Vas corriendo con tus piernas largas,
tus piernas magras de mujer, vas
corriendo, te veo y te quiero perseguir
a ver si logro atraparte y encerrarte
en mi.
Bajas una colina verde, das vueltas entre
pinos, miras una flor, un cascabel, algo
que cae del cielo, quizás una pluma y
la luz soñolienta del sol que apenas nace
hace que tu sombra sea tu mejor amiga.
Yo voy despacio, tú con los cabellos al viento,
los cabellos mojados del rio, el rio cuando
estaba frio y agresivo, y la agresividad en tu
piel de niña.
Te detienes, observas las nubes que las tapan
los arboles, observas el riachuelo largo y flaco,
brillante al sol, de corriente suave que lleva
hojas secas hacia alguna parte. Te llevará
a ti pienso, te hundiras en sus aguas bajas,
brillantes, heladas y te llevara alguna parte,
tal vez donde quieres ir, te iras sin mi.
El arroyo te llama y parece como si quisieras
dormirte allí, liviana, te sientes otra vez,
empiezas a respirar y te sientas en la orilla,
la orilla de tierra roja y mojada, la orilla de
troncos y telas de araña, entonces juegas
con una ramita, juegas como cuando pequeña,
algo recuerdas, quieres un barquito, uno de
papel, dejarlo navegar, subirte a él y nunca
jamás despertar.
Estás de rodillas palpado la superficie del
agua, un agua que brilla, que enamora, que
abraza tus dedos pálidos, tersos como de
colibrí y miras una araniña flácida, negra y
amarilla en su tela, pende de un tronco añejo
y mugroso, sonries y con la ramita la tocas
para ver si esta viva, la araña se mueve,
da un brinco, eso te espanta y corres lejos
como niña con miedo a la oscuridad.
Pero vuelves, no te importa lo que pase,
sabes que es la naturaleza, que últimamente
te haces una parte más de ella, caminas, te
arodillas y lavas tu rostro, respiras, tarareas
algo, no se que es, pero se escucha hermoso,
hermoso como el rayo del sol en tus ojos y
tus ojos no se cierran, quieren guardar el
momento para siempre, yo pido que nadie
te arranque de allí, que nadie vaya a matarte.
De estampía estalla algo, como un disparo a lo lejos
que espanta a las aves, espanta tu serenidad, estallo
profundo que se impregno en el ambiente verdoso,
y como la araña das un brinco, te congelas, miras
a todas partes buscando la razón, mientras yo siento
miedo, casi el miedo que sentiste tu hace tiempo porque es
la guerra, la guerra que tiene siglos matandote y lo
peor es que nunca termina, que siempre acaba de empezar.
Te lloro.
Nadie lo va a entender, nadie
de esta generación y a nadie le
va importar la razón, todos lo
van a ignorar, si le hablo de ti
se van a burlar y me escupirán
el catarro del desprecio humano,
la peste que hoy asota a todos.
Camino entre hojas y ramas
con el pretesto de buscarte
de nuevo, aunque sea a cinco
metros de altura, cerca de los
nidos, cerca de las nubes.
Cierro mis ojos y te recuerdo
como de trapo vestida de blanco,
de algodon, con una aveja en tus
cabellos como capullo de rosa.
Tus palabras como azúcar de pastel,
tus pestañas donde se posan los grillitos
de la suerte y tu alma de niña se va
volando tras ellos.
Camino e imagino que floto
en la inmesidad de la nada,
con una de tus alas mi pequeña hada,
y entro a la casa, la abuela prepara
jugo de chinola y barre el polvo con
una escoba de oregano, con su bata
de trigo, con su moño de vieja cariñosa,
se agacha y recoge de la madera un pedazo
de cinta, una cinta dorada que trajo la
brisa cuando se escabullo por la ventana.
Le pregunto con respeto tu ubicación,
pero la abuela se encoge de hombros
y arruga los labios. La abuela me sigue
los pasos para buscarte, a la abuela si
le importas porque la abuela no es
debil, pero hasta yo lo soy.
Nadie va a buscarte, nadie va a llorarte
como yo lo hago, nadie, quizas tu Dios
que te envio del azúl, que te tuvo en
sus manos, quizas alguien te recuerde,
pero nadie lo hará como yo lo hago.
Cuando todo nace de nuevo.
La noche se estremece porque aun es de
madrugada y casi se asoma paciente
el alba, el alba de tus mejillas narajas.
Te veo cortar algo en la mesa del comedor,
cortas los tallos de los girasoles y los tallos
de las margaritas que yo te traje ayer del
invernadero mientras pretendias encontrar
una concha en la orilla del rio.
Sientes algo, un sonido que se desliza como
serpiente por los pisos del pasillo, crees que
alguien se ha despertado, crees que ha sido
el mundo, entonces en tus unicos minutos
de paz te estremeces, piensas llorar, rezas para
que la madrugada de ti nunca se valla. Amas
ese olor del rocio, el lívido brillo en el horizonte
a las seis y media, cuando empienzan abrirse los
pétalos morados de las vervenas y los amarillos
de las silvestres, amas todo cuando vuelve a nacer,
cuando parece que despiertan en el amanecer y sin
brisa las palmas de los plátanares secan las gotas de sus
hojas. Estás observando por la ventana de madera la llana
y verde hierba del patio, estás orando con la mirada, una corta,
pequeña, que le llegue a tu creador simplemente con amor y se
te escapa el alma de niña que corre hacia afuera, que emerge en
la neblina fría del campo y parece la flama de la vela que alumbra
en la cocina, entonces reposas.
Pero aun asi te sientes sola, que lo unico que te acompaña
es otro sonido, quizas el de los grillos, el rio o los pasos
de quien va a sacarte de allí para llevarte lejos, lejos
de mi.
Estoy en el mueble de la sala sumergida en un leve
grisaceo porque los rayos del sol aun no penetran
por las ventanas, rodeada de paredes amarillas, respirando
de la canela y de la lavanda en el jarro de cristal, entonces te miro,
te quiero decir buenos dias, pero vuelves a tu cama, te sientas,
quieres dormir porque ya amaste a la madrugada,
el unico instante de tu efímera felicidad.
Ni los Heroes.
Vuelvo a mirar, miro abajo, miro allá
lejano, sintiendo que por aquí has
pasado,que algo quizas una lazito
has dejado, una huella cerca del borde.
La noche cae pesada sobre el cielo,
lo tiñe de negro y la noche misma esta
preñada de estrellas, de luna llena.
Abro tus cortinas, hago espacio para
abrirte la ventana y aunque sea una rafaga
de brisa te devuelva a la vida.
Pero no estas ahi, te han llevado al doctor,
el más cercano porque dicen que no duraras
mucho, que algo o alguien te ha envenado.
Hablaba contigo, te contaba la historia del
mar y sus tesoros, te enseñaba a leer un
libro y tu me enseñaste a creer en cosas que
no se ven. Estabas a mi lado despues de tanto
tiempo pero en un pestañear dejaste de ver,
caiste lento hacia atras desvaneciendote en
mis piernas, caiste como si no tuvieras alas
para volar otra vez, como un pétalo cae de
una rosa al tocador, tomé tus hombros y
te sacudí, tomé tu cabeza y la lenvante, tus
ojitos semi abiertos me miraban pasivos
como si ya tuvieras a acostumbrada a esto.
Estas bien, te digo casi en silencio, no hacen
falta las palabras cuando te miro y me miras,
cuando se que te tengo pero sin pensarlo vuelvo
y te pierdo. Estas bien imagino llevarte a un rio
profundo y puro, con corriente fuerte, a un rio
para convertirte en el gran pez. Te llevo cargada
entre brazos sintiendo la brisa que quiere rozarte
la bata de algodon, te llevo y te sumergo y por primera
vez me dices que eres feliz, por primera vez te veo ser
libre, porque la libertad que me enseñaste es la del alma
y la conciencia.
Vuelvo a la realidad, vuelven las sombras y el ambiente
ceniciento por donde pasaste, donde dejaste el lazito dorado
de tus cabellos y escucho gritos por tu ausencia
permanente, alguien ha llegado a llorarte, a lamentarse,
pero ya es tarde.Ya ni los heroes pueden salvarte...
Lanzo algo, huele a escarnio, a bromo
a algo incoloro.
Parece dinamita, un vacio enorme que
me calcome, me suspende por segundos
en un ambiente agonizante.
Lanzo algo, huele a orina, a sangre,
a las tripas de los humanos, parece
que estalla como en Hirochima.
Un vapor traspasa el aire, muere el
viento, la brisa de primavera y caresco
de conciencia porque lanzo algo.
Y huele a azufre, a gusano que pare despues
de fornicar, huele a vacio, el enorme vacio
donde me desbarrato, el vacio de mi pobre
conciencia.
Un vapor que tiñe todo de amarillo, gas
mortífero de las guerras mundiales, y
la huella olvidado de la bota de un
soldado.
Parece que llueve, que huele a asco, a
masa burbujeante despues de vomitar
un pollo masticado.
Huesillos crujientes envueltos en sangre
como un feto sin gestar. Pero sangre
mala, la sangre de la humanidad entre
mis dientes amarillos.
Siento el vomito incesante que me
recorre el colon, el de ayer, el
de la contaminación mental, uno
agriamente bajo, sucio, hirviente
como leche cortada y mierda de gato.
He lanzado algo, quizas un pollo muerto,
deshuesado, sin cabeza, sin plumas, ciertamente
vacio.
Como el vacio que siento despues de un crepusculo,
un vacio callado, calvo, menudo dentro de mi.
Me siento en el mundo.... y pido auxilio.
Ya ví el mar en mi corazón,
tan pequeño,
que me cabe en un oido.
Tan diminuto como concha
naranja en el corazón de
casi plata.
Me hace falta la noche,
cuando la luna
tambien de plata me
respira en la piel.
Parece que no regresa
mi noche de estrellas,
y tan pequeño el
mar que lo tomo con
mis manos, un sorbo
salado que calienta
mis entrañas.
Perdoneme si vuelvo
hablar del mar, pero
su chispa que parece
brillar me ha conquistado
el alma.
Mi mar de azucar y
lágrimas, mi mar
de horizonte marino
y luna dorada.
El mar está tan ínfimo
en un frasco de cristal
sobre mi tocador,
el mar de rosas amarillas.
Mi belicioso amor.
-Juro que no voy a renunciar a nosotros
Y cada vez que cierro los ojos, te voy a ver
a mi ladoPorque voy a estar allí
Viendo tu sonrisa
Porque voy a hacerte sonreír
Bajo el cielo de la noche,
Detrás del mar, a través del universo y en todas partes.
Yo voy a estar ahi.
En alguna parte contigo. Para siempre.
Y vamos a encontrar el cielo en medio de la nada.- Te creo, esto es el Nunca Jamás.

Desaparecida.Lo mejor de ti en rosas amarillas
sobre mi tocador, las corté ayer
con el pretesto de recordarte
como antes : Canario de tus ojos,
paz en tu mirada, alas en tu espalda
de mariposa y volabas.
Un brinquito en un charco de lluvia,
el besito de los peces dorados en tus
dedos, el beso en la mejilla de mamá,
los pies descalzos en arena caliente
o como el brillo en una canica frente al
sol.
Me miraste, yo estaba pelando la caña
para vender, sacudiste la cabeza y tus
cabellos volaron al compaz del viento,
el cielo se hizo gris y casi llueve. Me
miraste allí sin sonreir, sin más que
mirarme por mirar, iba a acercarme a
ti para guardar tu aroma a cosas sin
nombre, a florecitas moradas, pero
corriste tan lejos que te vista te perdí.
Una hora después en tu cuarto de
madera te encontré, en tu casita de palma
jugabas al té y algo invisible te acompañaba, algo
que solo tu podias ver y le hablabas,
algo mágico que nació contigo.
Me detuve, te observaba reir despacio,
aplaudir, mover la cabeza de lado a lado,
y me miraste, me saludaste con los
cinco dedos de tus manos de colibrí
y te susurré buenas tardes.
Pero al dia siguiente cuando el cielo se
tiñó de pétalos rosados te busqué
y no te encontré, dijeron que habias
desaparecido, que te habias fugado,
que tal vez se encargaron de romperte,
de desaparecerte.
